Hay por ahí quienes dicen que por cada misterio de la vida más un penique no alcanzan los ya fabricados. Es que cada cosa que te espera a la vuelta de la esquina te deja sin aliento muchas veces, te hace detener tu caminar agitado, te hace mirar al cielo a la tierra, el agua que corre por las fuentes y pensar que la vida es más grande que todo, mucho mas...
Esas cosas que te quitan el aliento y te dejan con un gran signo de interrogación seguido de un cursivo signo de admiración. Empecemos... cuernos, digamos que hoy no fue mi mejor día, y una idea lleva a la otra, una pequenho detalle lleva a otro anterior y tu cielo se pone tan gris como Lima panza de burro! Piensas que te has vuelto un incapaz, aunque no niegue que parte de esa autocrítica sea cierta, piensas que ya no tienes ese animo y alegría por hacer lo que quieres, piensas que el gusto por eso se fue ya hace mucho tiempo y las incoherencias que las personas te dicen adquieren en este panorama un muy cierto sentido.... en fin ... todo un desastre y consecuencias en crisis existenciales.
Todo continua saliéndote mal, la de las copias te trata hasta el asco, confundiste los libros y estas llevando otro equivocado, tienes que regresar tus paso, que vidaaaa! Te dan unas ganas intensas de gritar y de dejarte llevar por un camión. Te preguntas es que acaso no se hacer nada bien, empiezan a volar las minas de una sensación tan terrible. Y de la nada, como si todo hubiese sido como planeado, escuchas por ahí a alguien una frase que no tiene coherencia para ti pero que es como agua para el incendio de sensaciones que acumulas. En mi caso, fue que escuche hablando a alguien por el celular diciéndole cuan emocionada estaba por haberse graduado, en especifico, le decía, ... no lo podía creer cuando escuche la campanita, no lo creía... Sin darme cuenta me sentí distinta, no sabría definir que fue lo que precisamente sentí, pero sentí que un nudo de dentro deshacía la gran enredadera que era mi cabeza y mi corazón. Me sentí por un breve instante así de feliz, me sentí con un sentido, me sentí que lo podía todo, pero mas que eso sentí una c0mplosión de respuestas en mi cabeza, sentía que entendía que hay que legar al tope para poder caer y darte cuenta, caer en la cuenta de que tan grandes misterios puede tener el vivir. Cuando lo oí caminaba tan rápido, luego me fue deteniendo, era demasiado para mi todo esto que ocurría tan solo en un momento, ahí decidí que necesitaba escribirlo. Sin expoliación alguna, sin motivo, me sentí feliz y nada más.
Al final, heme aqui, escribiéndolo todo, sin olvidar nada, guardandolo en mi memoria, y es que, momentos como este no pasan, ahora queda conservar la autocrítica y volar, simplemente eso, volar.
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